domingo, 14 de noviembre de 2010

Sabados rutinarios

Un sábado por la tarde, estoy sentada frente a mi ordenador, escuchando a Sabina y Calamaro, no tengo ganas de salir, ni tampoco dinero para ir a algún lado, mi papá está durmiendo y mi hermano quien sabe donde andará, quisiera salir a algún lugar pero la primavera causo un raro efecto en las hormonas de mis amigos haciendo que estos se enamorasen, haciendo que mi vida social disminuyera un poco.

Las horas pasan y ya es de noche, así que le subo al volumen para escuchar aquella canción de Sabina que me describe tan bien, y en ese instante suena mi celular, pero aquel ringtone me indica que no es cualquier persona, es mi mejor amiga, contesto y quedamos en vernos en su casa.

Me baño y me pongo unos jeans y una blusa, no demoro mucho en arreglarme, pues no suelo usar tanto maquillaje, pero una fuerza mística y misteriosa hace que me demore más de lo que había planeado, cojo mi bolso y salgo de casa.

El tráfico en Lima siempre está en mi contra.

Llego a su casa, ella está en su habitación con su hermana, mi plan para a pasar una noche tranquila viendo una que otra película de terror se ve arruinada al ver que ambas insisten en comprar unas cuantas cervezas, y al final lograron convencerme.

Compramos todo lo necesario para que nuestra noche no sea aburrida, cervezas, todo tipo de piqueos para saciar nuestra hambre, y aunque no es el primer sábado que la pasamos en su habitación escuchando música, bebiendo y hablando demasiado, siempre la paso bien con ella ya que somos como hermanas, y agradezco a todos los Dioses de que ella aun no consiga novio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario